Abstract :
[es] Para entender las representaciones de la violencia bélica en las novelas hispanoamericanas de las últimas décadas, son útiles las categorías que Ariel Dorfman distinguiera en su ya clásico ensayo de 1970, “La violencia en la novela hispanoamericana actual”. Según diagnostica Dorfman, el tema de la violencia en esa novelística se presenta bajo tres formas: violencia vertical entre opresores y oprimidos, violencia horizontal entre seres que ocupan el mismo nivel existencial de desamparo y violencia interior de personajes miedosos, frustrados que roen sus propias entrañas. Aunque esas formas se suelen encontrar de alguna que otra manera en numerosas novelas, el esquema de Dorfman sólo en parte se adecúa a ellas. Al aplicar su propuesta de lectura, uno tiene la sensación incómoda de que se violentan, sea las novelas, sea a Dorfman. Simultáneamente, constatamos que varias novelas establecen algún tipo de relación entre guerra y juego, lo cual nos llevó a buscar soluciones en las teorías del juego y más específicamente en el estudio Homo Ludens, de Johan Huizinga que parece completar el esquema de Dorfman. En esta contribución se resumirá muy brevemente la teoría de Huizinga sobre el juego, con una atención especial a sus ideas sobre la guerra como juego. Después, éstas se aplicarán, tan sólo a manera de ejemplos, a El ejército iluminado (2006) de David Toscana y a La virgen de los sicarios (1994) de Fernando Vallejo. Estos análisis ilustran cómo la desestereotipación del juego por Huizinga desestabiliza las imágenes más comunes que tenemos de la guerra y de la violencia en la literatura hispanoamericana.